El cuidado de la columna vertebral

El cuidado de la columna vertebral

En nuestro trabajo corporal le damos mucha importancia al cuidado de la columna vertebral.  La columna es el eje de nuestra postura, sus numerosas vértebras y curvas suaves le permiten una gran movilidad; por ella pasa la médula espinal y los nervios espinales que llevan los estímulos nerviosos a todo el cuerpo conectándolo internamente. Su salud es fundamental para todo movimiento corporal, así como para una respiración profunda y un buen funcionamiento de los órganos internos.

Cuando los espacios intervertebrales se cierran o bloquean, por lesiones, contracturas y hábitos posturales, los nervios ya no pueden cumplir su función de llevar los estímulos nerviosos a músculos y órganos, y como consecuencia perdemos movilidad, sentimos entumecimientos o dolor al movernos. Estos bloqueos pueden llegar a causar hernias en los discos, con dolorosísimos resultados.

Quizás hayas observado en ti o en otras personas que las curvas de la columna pueden variar. Hay rangos normales en esos cambios, pero cuando se acentúan pueden causar hiper-lordosis (curva pronunciada en cuello y lumbares) ó hiper-cifosis (dorsales encorvadas); también las curvas se pueden enderezar en exceso (rectificación), o girar, causando la escoliosis.  Todos estos cambios vertebrales impactan negativamente al cuerpo.

 

¿Cómo cuidar tu columna?

El primer paso es darte cuenta de cómo está, percibirla en las distintas posiciones.  De pie, percibir si tiende a irse hacia delante o hacia atrás, de uno u otro lado, en donde carga. Si estás sentado, date cuenta cómo están las curvas de tu espalda, cuál se acentúa más o se endereza de más, de dónde te cansas, qué zona molesta. Cuando te acuestas, en qué postura queda.

Al SENTIR tu columna, empiezas a conocerla, a percibir en sus mensajes sensitivos cómo está. A veces sentir no es agradable porque duele, y la tendencia es quitarnos el dolor en lugar de conocerlo y descubrir por qué ocurre. Detente un momento y conéctate con tu columna, permite que las sensaciones se hagan presentes;  pregúntate ¿qué me pasa?, y deja que desde dentro empiece a funcionar la exploración. Observa este proceso en quietud, relajado y respirando. ¿Qué aparece? ¿Qué cambia?

Haz CONCIENCIA de tu habito postural y de su necesidad: ¿te defiendes? ¿te proteges? ¿cargas de más? ¿ exceso de responsabilidades? ¿exigente contigo?  Qué te dice tu postura.

Sabemos que nada de lo que pasa en el cuerpo es casual; es el resultado de un estilo de vida, de la necesidad de ser y mostrarse de cierta manera, de sentirse aceptado o cumplir con un modelo imaginario.

Ahora explora tu columna con el movimiento. En nuestras clases proponemos movimientos que  suavicen, fortalezcan y alarguen la columna.  En la silla apoyados sobre los isquiones, dejamos libre la columna para explorar su movilidad con balanceos, inclinaciones, rotaciones ; de pie combinamos movimientos de hombros y cadera, de brazos y piernas que amplían y tonifican el torso y la respiración ; y en el suelo, cuando todo el cuerpo está apoyado y suelto, movemos la musculatura profunda con movimientos pequeños y suaves que buscan flexibilizar los espacios intervertebrales.

Al soltar las tensiones crónicas y descubrir sus  posibilidades y limitaciones, la columna vertebral puede volver a ser el eje flexible, móvil e integrador que responda a su diseño original.

 

Y tú, ¿cómo cuidas tu columna?